Monday, November 16, 2009

Cuado el Raid no es suficiente.



A William Friedkin ahora se le ningunea con facilidad asombrosa. Ya nada le queda de cuando a comienzos de los setentas ganó 5 premios Oscar por The French Connection, luego su otro éxito comercial fue The Exorcist en 1973. Luego vino un fracaso tras otro fracaso. En 1980 filmó Cruising, la película fue tratada como pornografía gay y ahí finalmente Friedkin sepultó su carrera. Hizo cuanto pudo, pero no fue suficiente. Empezó a trabajar como director de Opera y de vez en cuando filmaba algo sin mucha creatividad y haciendo que todo el mundo extrañara su talento. El 2006 alejado al fin de los grandes estudios y con un magro presupuesto, presentó lo último que se sabe de él, la inquietante Bug.

Agnes (Ashley Judd) es una mujer que carga encima el trauma del robo de su hijo en un supermercado, lo cual la ha hecho aficionada al alcohol y otras sustancias. Su marido Jerry (Harry Conick Jr.) y padre del hijo desaparecido, es un delincuente que acaba de salir de prisión y que aun siente un amor enfermo por ella.

R.C. (Lynn Collins)–amiga lesbiana y colega de trabajo - lleva al cuarto de Agnes a un nuevo conocido, un tal Peter Evans (Michael Shannon). Tragos y coca van y vienen pero el sexo no aparece. Agnes simpatiza con Peter, el nuevo conocido es ciertamente medio raro, algo distante, algo misterioso, pero presenta cierta conmovedora ternura. Finalmente los nuevos conocidos deciden hacen el amor. Peter ya más relajado confiesa a Agnes que es un ex miembro del ejército y que ha escapado de un hospital, porque está harto de los tratamientos a los que ha sido sometido, ella enamorada lo escucha y decide que se quede para siempre.

Una noche un bicho imperceptible pica a Peter. La noche siguiente parece que la habitación está atestada de esos minúsculos insectos, tan minúsculos que Agnes apenas los puede ver. Algo espantoso es descubierto por Peter, esos bichos están en su sangre y al parecer empiezan a poblar todo su organismo, Agnes aterrorizada le ruega ir a un médico para acabar con su mal pero él contesta que recién se da cuenta que el internamiento en el hospital de retirados de la guerra ha sido solo para hacer de él un experimento, introducirle esos bichos que seguramente portarán un chip para localizarlo. Aquí viene lo más enfermo, Agnes empieza a convencerse de la fantástica versión de Peter, pronto deciden aislarse, empapelan toda la habitación con papel aluminio y Peter cuchillo en mano empieza a cortar su piel para así expulsar los endemoniados bichos de su cuerpo. Pronto en una espiral de locura mutua empiezan a elaborar las conjeturas más extrañas con respecto a su encuentro, nada ha sido casual, todo ha sido manipulado, ella finalmente es la que a través del semen se Peter, se ha convertido en el santuario de la hembra madre de los bichos, profundamente conmovidos descubren que en algunos galones de gasolina y algunos fósforos se encierra la liberación.

He conocido gente esquizofrénica, pero esta historia lleva al límite la enfermedad, peor aún, te muestra que el desorden mental si te encuentra mal parado puede ser contagioso. Eso te daría la explicación a esos fenómenos de masa que fácilmente pueden acabar sustentándose en la sinrazón.





La película es claustrofóbica, quieres que los protagonistas salgan de la bizarra habitación de ese Motel de Oklahoma, que todo se acabe pronto, que la razón toque la puerta, y quien lo hace es el psiquiatra de Peter que al fin lo ha ubicado y está dispuesto a dar luz a los desvaríos tanáticos de ahora no uno sino dos enfermos mentales. ¿Y que hace el Peter al verlo?, bueno, lo reconoce y lo apuñala para luego mostrar a Agnes que su sangre no es sangre, que el doctor es un ser sintético creado por la inteligencia humana con fines malévolos.





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