Saturday, July 18, 2009

Mi mujer es una fiera

Todos tenemos problemas con nuestras mujeres, pero lo ocurrido a nuestro amigo Oliver realmente es una exageración. Imagínate que dando un paseo dominical por el Metro Zoo o en nuestro renovado Parque de Las Leyendas te topas con una mujer ineludible, la casualidad hace que entables un prometedor dialogo y de pronto estas enganchado como jamás pensaste, ofreciendo matrimonio, casa e hijos. Pues bien, al comenzar todo de maravilla hasta que tu mujer - que en este caso se llamará Irena- empieza a confesar un viejo trauma. Según una antigua leyenda serbia existieron unos seres que por su pecaminoso comportamiento fueron expulsados de su tierra, el detalle es que esos expatriados son criaturas diabólicas que para complacer sus más horrendos actos se transforman en felinas criaturas y tu mujer cree ser poseedora de ese perverso ADN.

Oliver recurre pronto a Alice, una incondicional amiga quien le recomienda un psiquiatra para devolver la salud mental a su esposa. Irena acepta la terapia pero el galeno discípulo de Freud empieza a presentar toda la sintomatología de eso que en la jerga psicoanalítica se llama “amor de transferencia”, emoción que será contenida con precaria templanza.
Luego, la escena conyugal recurrente en la cual la esposa casi con lagrimas en los ojos te pregunta: ¿Aún me amas? y tú respondes que: ¡Para toda la vida!, ella no te cree, tu insistes, pasan los minutos y casi por cansancio ambos renuevan su amor eterno.
Decides tomar un café con Alice para hablar de tu tambaleante compromiso marital y desorientado como siempre te das cuenta que realmente te hubiera ido mejor con tu amiga y no con la loca de esposa que te espera en casa.


Oliver se reúne con el psiquiatra y le consulta sobre el avance terapéutico y le responden que hay poco que hacer que lo mejor sería que Irena fuera remitida un manicomio, Oliver pregunta si el estado esquizofrénico de su esposa le permitiría anular su matrimonio a lo que desconsolado y bien tomado de la mano de su amiga Alice llega esta fatal respuesta: no, eso es imposible legalmente.
Por supuesto que Irena estaba “media loca” pero no era una estúpida así que enterada del destino que le esperaba y sospechosa de que atrás de todo esto estaba otra mujer calentándole la cabeza a su marido, pierde su frágil compostura y se transforma en una fiera felina.

El desenlace de esta historia es bizarro y fatal, pero es mejor que lo vean ustedes mismos. En 1942 un tal Jaques Tourneur se arriesgó a filmar Cat People, una pieza digna de colección. En 1982 se hizo un remake que poco favor le hizo a la original salvo el rescate del baúl de este clásico perdido.

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