Sunday, April 5, 2009

Hambre de tiempo y de ti


Yo soy un vampiro, un extraño ser en extinción que reniega de nuestra degenerada prole. A los 15 años la marca en el cuello me la dio una película filmada en 1983. The Hunger (ópera prima de Tony Scott) me llevó a investigar casi todo sobre la parafernalia gótica es decir libros, cine, revistas y sobretodo música. El guión es la adaptación de la novela del mismo nombre de un tal Whitley Strieber que lamentablemente aún no puedo ubicar. La historia gira sobre tres personajes Miriam Blaylock (Catherine Deneuve), Sarah Roberts (Susan Sarandon) y John Blaylock (interpretado por un nosferatu por excelencia, David Bowie).


Miriam es poseedora de la juventud eterna, su secreto el tomar la sangre de sus ocasionales amantes hasta saciarse, con la atingencia que si llenabas su alma de amor ella tomaría solo parte de tu torrente sanguíneo, con lo cual te dejaría vivo; además por si fuera poco, te ofrecería su pálido brazo para que bebieras de la suya y darte así una promesa : “la juventud, para siempre”. Pero como todas las promesas, esta tenia su estación, su tiempo, alrededor de 200 años. Lo cruel es que el engañado amante percibiría abruptamente la traición con una repentina falta de sueño y luego con un proceso de envejecimiento brutalmente breve. Peor aún, ya con un cuerpo cuasi putrefacto el alma no podría separarse de la decrepita carne, con lo cual se convertiría en un repugnante desahuciado.


John el último amante de Miriam preso de espanto por los estragos que empezaba a presentar su humanidad busca a la Dra. Sarah Roberts, quien está a cargo de un equipo que trata de conocer los misterios de reloj biológico, lástima que la Dra. Roberts ve a John como un loco y es así que lo hace esperar por algunas horas, tiempo en que el paciente envejece décadas. Un denostado John se pone de pie y saliendo de la clínica se encuentra con la doctora quien sorprendida reconoce al sujeto que tan solos horas atrás era un treintón, él le increpa y le dice que jamás lo volverá a ver, ella trata de seguirlo sin suerte, solo quedará en su memoria el apellido Blaylock. Miriam será visitada por una consternada Dra. Roberts, ocasión ideal para que la esposa del “convaleciente” John seduzca a la doctora e intercambien sus fluidos. Pero esta vez Miriam será victima de la traición y Sarah Roberts se autoinmolará para conjurar de la maldición a todos esos cuerpos que jadean en el ático de la mansión Blaylock. Miriam es acosada por todos esos muertos vivientes y asqueada da un mal paso y cae de una baranda. Las maldiciones son incompresibles al común de los mortales y ello se demuestra en que después de la espantosa escena una desconcertante reversión se presenta; es ahora Sarah Roberts quien es poseedora de la juventud eterna y Miriam Blaylock reposa medio viva y media muerta en un ataúd, gimiendo el nombre de quien alguna vez iba a ser su víctima y acabó siendo su victimaria.






Post Scriptum :

Tuve la oportunidad de seguir algunos debates en ciertos sites de la red y me di cuenta que la critica más “demoledora” es el supuesto esteticismo de la película, su amaneramiento visual. Los comentarios de estos muchachos parece que no reparan que no hay nada más impostado que el cine y la música de nuestros días. Y un film de vampiros como The Hunger, sin ajos, sin cazadores y sin colmillos afilados ya de por si la convierte en una obra maestra.

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