Todo el tiempo oyes acerca de revoluciones de todo tipo. Por ejemplo la revolución socialista, la revolución interior, la revolución tecnológica, etc. pero la única persona que realmente propuso la REVOLUCION fue un señor llamado Wilhelm Reich.
Nacido en Austria en 1897. Toda su niñez estuvo acompañada de una vida materialmente miserable. Además tuvo experiencias sumamente traumáticas como por ejemplo el saber que su madre se quitó la vida al verse descubierta su pasion sexual por el profesor de Wilhelm. El padre engañado no pudo soportar la situación y dos años después también se suicida. Wilhelm Reich no tenía más de 14 años cuando todo esto transcurrió. Estas desventuras lo marcaron por siempre e hizo que todas sus teorías finalmente tuvieran como finalidad el cambio radical de las estructuras sociales.
A los 23 años sin ni siquiera graduarse como médico es aceptado por la Sociedad Psicoanalítica de Viena con un trabajo titulado “Conflictos de la libido y formaciones delirantes”. Era el favorito de Freud. En 1936 publica su libro más conocido “La Revolución Sexual” , ejemplar que de seguro habrás visto más de una vez en Quilca o Amazonas, y que probablemente jamás adquiriste.
El libro era tan perturbador que el Partido Comunista lo expulsa por considerarlo contra revolucionario y degenerado. Ingrata actitud del partido pues nadie como Reich para dar solidez a la contrapartida del marxismo y psicoanálisis, no por nada fundó una organización de carácter educativa y asistencial llamada Liga Para La Política Sexual Proletaria.
Por esos años el nefasto nazismo se hace presente y Wilhem Reich que cumple con tres requisitos indispensables para ser exterminado – judío, comunista y psicoanalista- decide emigrar a Noruega. Ahí cuestiona el sistema de tratamiento sicoanalítico quebrando una de sus reglas más importantes: Jamás tocar el cuerpo del paciente.
Wilhelm Reich se afana en conocer las reacciones musculares y nerviosas del cuerpo humano. La psique y el soma son uno. Tenemos una energía que nos da vida, nos cura, nos enferma y nos ultima.
Continuando con su exilio decide viajar a la tierra de la libertad y de la oportunidad, entiendase a los Estados Unidos. Por esa época ya había abandonado su labor como psicoterapeuta y se encontraba más interesado en la investigación de la “energía vital” a quien él llamó Orgon y en la fabricación de acumuladores de esta energía llamados Orgonometros.
Wilhelm Reich escribe a Albert Einstein sobre sus investigaciones y sus nuevos artefactos. Einstein se entusiasma en un inicio pero luego de probar un orgonometro concluye que hay algo fallido en el mismo. Reich entonces empieza a tener una prolífica correspondencia con el inventor de la Teoría de la Relatividad para finalmente tener una reunión personal y dejar establecida unas diferencias irreconciliables de carácter científico.
En 1941 después del ataque a Pearl Harbour y por encargo del mismo presidente Roosevelt, el FBI arresta y pone en cárcel a Reich por “ser un claro enemigo de América”. Al aclarase el asunto Wilhelm compra una finca en Maine a la cual pone como nombre Orgonón. Esta casa es tan solo su laboratorio soñado y en ella empieza a fabricar sus maquinas acumuladoras de energía vital, pero pronto es nuevamente intervenido por la policía acusado de poner en riesgo la salud pública con sus experimentos. A su vez se ordena la quema de algunos de sus trabajos. Es así que agentes eficientemente preparados y a la usanza de Fahrenheit 451 dan rienda suelta a su piromaníaca misión.
En 1957 es puesto en cárcel nuevamente. El motivo jamás quedó muy claro pero se supone que tenía que ver con la paranoia del “eterno enemigo de América” llámese comunista, librepensador, no religioso y yo creo que había que sumar el cargo de “científico subversivo”.
Esta fue su última visita a prisión y su última vejación ya que a finales de ese año y aun en prisión sufre un fatal infarto. Así acabó Wilhelm Reich tildado de loco y atribulado por no saber cómo y cuál era el motivo de su encierro.
Post Scriptum :
Lo que verán abajo es un video de Kate Bush(1985) de la canción dedicada a un invento de Wilhelm Reich llamado Cloudbusting. El video cuenta la puesta en funcionamiento de esta máquina hacedora de lluvia.
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